Un poco de historia.

El procedimiento de plasma convaleciente ya se ha estudiado en epidemias de otras enfermedades respiratorias como la del SARS en 2003, la gripe H1N1 en 2009 y la de MERS en 2012. La FDA en EEUU considera que es un tratamiento «prometedor» y ya autorizó su uso en pacientes de COVID-19 que están en estado crítico y que su vida está inminentemente amenazada. Aún así, el tratamiento todavía permanece como «tratamiento en investigación» o «Terapia experimental» debido a que no en todas las enfermedades con las que se ha utilizado en el pasado, ha sido de total éxito.

En Enero de 1934, J. Roswell Gallagher se topo con un problema serio. El médico a cargo de una escuela internado en las afueras de Filadelfia, se enteró que un estudiante había enfermado con sarampión. Aunque estaba aislado en la enfermería, ya había expuesto a otros alumnos al virus. Temiendo una epidemia dentro del colegio, tomó una acción decisiva. Tomó sangre del joven, y por precipitación obtuvo plasma que estaba enriquecido en anticuerpos en contra del virus de sarampión, y lo administró a 62 estudiantes, de los cuales 3 tuvieron síntomas leves, pero ningún otro estudiante se enfermó.

Aunque sus acciones fueron descuidadas, bajo los ojos modernos de la medicina, el uso de plasma convaleciente era una práctica médica común en la medicina normal, llamada anti suero que se usaba para tratar desde influenza hasta varicela, al menos lo fué hasta finales de la segunda guerra mundial con el aparecimiento de los antibióticos. Ahora con una nueva pandemia en nuestras manos, Arturo Casadevall recordó a J. Roswell Galagher y propuso esta idea a finales de febrero de este año.

Casadevall es el líder del proyecto, que puso a 34 hospitales y universidades de 17 estados, a trabajar en pruebas clínicas de plasma convaleciente desde finales de marzo del 2020. Hasta ahora 20,000 pacientes hospitalizados han sido tratados con Plasma Convaleciente para tratar el COVID-19.

¿Cómo funciona?

Las personas que se han recuperado del COVID-19, desarrollan en su sangre defensas naturales contra la enfermedad que se llaman anticuerpos. Los anticuerpos se encuentran en la parte de la sangre llamada plasma. El plasma de la sangre donada de los pacientes recuperados, que contiene anticuerpos contra la COVID-19, puede utilizarse para producir dos preparados. En primer lugar, el plasma de convaleciente, que es el plasma que contiene estos anticuerpos. En segundo lugar, la inmunoglobulina hiperinmune, que está más concentrada y, por lo tanto, contiene más anticuerpos.

El plasma de convaleciente y la inmunoglobulina hiperinmune se han empleado con éxito para tratar otros virus respiratorios. Estos tratamientos suelen ser tolerados de forma positiva, aunque pueden tener efectos secundarios no deseados. También es llamada terapia de anticuerpos pasiva, porque en vez de esperar a que el cuerpo del enfermo genere sus propios anticuerpos, se introducen los de un paciente que ya venció a la enfermedad. Este método ha sido utilizado con éxito en otras pandemias, y era utilizado en el pasado para tratar enfermedades bacterianas, cuando aún no teníamos antibióticos.

El Banco de Sangre Privado, se une a la iniciativa experimental del procesamiento para plasma convaleciente, en la lucha por ayudar a las personas en estado crítico a consecuencia del COVID-19. Si desea información de cómo funciona el protocolo nacional aprobado siga este link Protocolo Plasma Convaleciente Guatemala. Para poder solicitar el servicio de plasma, es mejor si cuentan ya con un donante del grupo del paciente, o consultar con nosotros si tenemos disponibilidad, estamos recibiendo donadores voluntarios que deseen apoyar con su plasma también, en este link encontrarán los requisitos para donar, y el procedimiento para poder contratar el servicio. Solicitud y donación de Plasma Convaleciente Covid-19.